El inconveniente de que se acabe la batería del reproductor en el gimnasio

La disputa entre un reguetonero y un fan del metal extremo copa ese momento

Punks & metaleros unidos (Facebook)

Los gimnasios. Esos lugares en los que además de tonificar su cuerpo acudirán con tal de encontrar paz ante la cotidiana rutina. ¿Pero qué pasaría si se le acabara la batería del reproductor de música y escuchara las trifulcas de seguidores de distintos gustos?

Eso mismo le ha sucedido a Faemino Cuerpod Eadonis. Este villachiquitense de 31 años lleva una semana en esa tesitura. «Tengo a un seguidor de reguetón enzarzado con otro de ‘death metal’ por ver qué va mejor a la hora de hacer ejercicio».

Se trata de algo que describe de insufrible. «Y más teniendo en cuenta que es más fácil que pongan el primer tipo de música por el hilo musical», declara. Pero lo más sorprendente es que ambos usan cascos «con la música a toda pastilla».

«En el fondo no debería prestarles atención, pero cuando van se pasan todo el rato erre que erre». Y claro, el sin batería en sus cascos. «El primer día me fastidió, y más aún el tener que escucharles, pero lo están volviendo en un culebrón cojonudo».

Es decir, que a pesar del espectáculo se lo pasa bien. «Debo ser algo masoca», señala. ¿Pero qué suele escuchar él? «Nada en particular; algo de Camilo Sexto, La Ochoa, El Chivi, King África, Las Keptchup,… cualquier cosa que me haga mover el esqueleto».

Publicado por Mórtimer Peláez Brillantina

No caí en una barrica de poción mágica, pero la gamya mezclada con el alcohol me han otorgado un "piradez" que ya le gustaría a Obélix en cuanto a la fuerza. No porto menhires, me acompaña siempre un agradable sombrero de papel que me ayuda a disimular mi larga y tupida melena.

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